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¡A compostar que se acaba el mundo!

El proyecto “Calamuchita Composta” se despliega y nutre en un área dentro del lugar conocido como “casa Común”, lindante a la ubicua ruta 5. Uno no sabe lo que puede un cuerpo, decía en algún lugar de los Países Bajos un filósofo hace más de 350 años…

Esa potencialidad, podríamos decir, a riesgo de ser vehemente, se nota en el ambiente cuando nos reciben Daniel Carrizo y Patricio Ferraros en su lugar de tareas cotidianas al que han decorado con bonitos carteles reciclados (ver foto 1). El primero oficia de guía y el paisaje entonces se va aclarando; el ordenamiento de este compostar se divide en tres sectores:

Foto 1. Bonito cartel
  • Recepción de materiales

Aquí llegan desde diferentes lugares los condimentos que sazonarán la enmienda y armarán el festival de bacterias benéficas en las pilas armadas (ver foto): bagazos de cerveza (ricos en proteína y fibra), carbonilla (desperdicio de las carboneras), restos de cocina de hoteles, aserrín de madereras, chipeado municipal, gallinaza de otra “unidad productiva” de Casa Común.

  • Homogeneización

Toma la posta Patricio, quien munido de su laya o tridente (ver foto 2) confía en la ayuda de este cronista al que adosa otra laya para, juntos a la par en esa mañana ventosa de agosto y sin embargo al abrazo de espinillos que lo apaciguan, realizar la mezcla de los elementos mencionados en pilas de aproximadamente 1 metro a las que humedecerá toda la jornada y volteará tres veces en el término de una semana.1

  • Maduración

En este último tramo las pilas son movidas para su reposo y consolidación para ser utilizadas posteriormente como enmienda de plantines de árboles nativos (consiste en una interesante articulación con el proyecto “Sembradores de Agua”, quienes realizan el ambicioso proyecto de siembra de tabaquillos en la cuenca Pampa de Achala del valle de Calamuchita. Aquí dejamos esta tranquera abierta para su escucha

La enmienda resultante es ofrecida en el mundo comercial, contenidas en bolsas recicladas. Aparte puede adquirirse un biofertilizante natural, un lixiviado o “té de compost”, producto de una relación óptima entre el carbono y el nitrógeno de las pilas.

herramientas para el armado y volteo de pilasMedidor de temperatura (bacterias a full!)
Herramientas para el armado y volteo de pilasMedidor de temperatura (bacterias a full!)

En tiempos de consolidación a nivel nacional y provincial de un modelo de monocultivo agroexportador en donde la tierra es un recurso llamado con el eufemismo “commodity” este tipo de proyectos encienden un camino (no importa la escala) sustentable, que para sacarle un poco de brillo a esta palabra tan usada diremos que sustenta nada menos que la vida.

Al decir de la caja de un divertido juego de mesa industria nacional: “nada se pierde, todo se composta” 2

Los protagonistas de esta crónica

No se vaya aún, amigo lector, después de una jornada de duro trabajo contemple los frutos de este proyecto en las siguientes dos imágenes:

  1. Nota al pie de la pila: a medida que la temperatura de la pila aumente diferentes tipos de bacterias comenzarán a trabajar (desde ya disculpas por el verbo antropocéntrico). Todas necesitan del oxígeno para vivir. Este cronista recuerda las mesófilas (en un rango entre 20º y 45º) y las higiénicas termófilas (eliminan patógenos. Entre 40º y 75º). Escuchemos si Daniel reafirma dicho recuerdo:

  2. “Compostate bien el juego”: un juego de mesa para jugar y aprender de Pepo Zamora. Sello Buen Diseño argentino.

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